Con una fragancia que nos recuerda a una combinación de licor de cereza, frutos rojos y chocolate, este café nos llama la atención desde el primer momento. Después de agregar agua adquiere aromas cítricos que sugieren piel de naranja y especias como la canela. Ya en boca, nos encontramos con un café denso, que posee una acidez y dulzor muy altos a la vez que muy bien integrados. Finalmente, nos sorprende con un retrogusto que nos evoca a nueces de macadamia.
Las fincas que proveen a la estación de lavado de Gitega Hills, se situan a altitudes comprendidas entre los 1700 y los 1900 msnm. Estas altitudes junto con los suelos volcánicos de la zona, hacen que las condiciones de producción y procesado sean excepcionales y dan como resultado unos cafés de una calidad y una puntuación muy superior a la media.
El proceso que siguen las cerezas que llegan a esta estación de lavado empieza con el descarte de los granos defectuosos. Luego pasan a ser distribuidos en camas africanas con 2 centímetros de grosor. En el período de 30 días que dura el proceso de secado los granos se remueven cada hora y se cubren, cuidadosamente, por las noches.
