Un café dulce y jugoso con aromas de flor de Jamaica y miel. En taza, la ciruela amarilla aporta frescura y acidez brillante, mientras que el chocolate 70 % ofrece cuerpo y profundidad. A medida que enfría, surgen matices de melocotón en almíbar y nectarina que redondean su perfil. Su textura es envolvente, con un carácter almíbarado y un retrogusto dulce y prolongado que refleja la elegancia clásica de los cafés lavados de Murang’a.
La estación de lavado Mathare-ini se encuentra en el condado de Murang’a, al norte de Nairobi, en las fértiles laderas de los montes Aberdare. Forma parte de la Thanga-ini Farmers Cooperative Society, que agrupa a más de 900 pequeños productores que cultivan variedades tradicionales de Kenia como SL-28 y SL-34, junto a híbridos más recientes como Batian y Ruiru-11.
Cada agricultor gestiona pequeñas parcelas con entre 200 y 300 árboles, cultivados en suelos volcánicos ricos y bajo un clima templado que favorece la maduración lenta del fruto. Las cerezas maduras se entregan en la estación, donde se despulpan, fermentan y lavan cuidadosamente antes de secarse en camas elevadas, siguiendo el método clásico keniano que da origen a tazas limpias, brillantes y complejas.
El compromiso de la cooperativa con la formación técnica y la consistencia en los procesos ha permitido que Mathare-ini mantenga una reputación sólida dentro de los cafés de la región central. Este lote refleja el equilibrio y la precisión que han convertido a Kenia en uno de los orígenes más admirados del mundo del café de especialidad.
Proceso
Las cerezas maduras se recolectan a mano por los productores y se entregan el mismo día en la estación de lavado Mathare-ini. Allí se realiza una primera selección visual para eliminar las cerezas inmaduras o dañadas antes del despulpado. El café se fermenta en tanques de agua limpia entre 12 y 24 horas, dependiendo de las condiciones climáticas, para descomponer el mucílago de forma controlada.
Una vez finalizada la fermentación, los granos se lavan a fondo en canales de clasificación, donde se separan por densidad, y posteriormente se sumergen en agua fresca durante unas 24 horas adicionales para estabilizar el grano y mejorar su claridad en taza.
El secado se lleva a cabo en camas elevadas durante un periodo de 7 a 15 días, con volteos regulares para garantizar un secado uniforme y prevenir defectos. Una vez alcanzada la humedad ideal, el café se deja reposar en pergamino antes de ser trillado y preparado para exportación.
En breves tendremos la receta de este café.
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