¿Quién inventó el cold brew?

COLD BREW - RECETA - HISTORIA

Incluye: nuestra receta de cold brew


Existe esa leyenda urbana de que el café frío no está bueno. Ese resto que ha quedado en la cafetera de la mañana o esa taza olvidada durante horas en una mesa cargan con el sambenito de tener un sabor repugnante. Pero eso sucede, simplemente, si el café no es bueno. De hecho, para catar bien el café se aconseja tomarlo casi tibio y desde hace unos años, una nueva bebida de café todavía más fría ha llegado para refrescar nuestros veranos: el cold brew.


Y dirás que el café frío no es nada nuevo, que ya existía el café con hielo (aunque eso, en Italia, siga siendo una rareza). Pero tú mismo lo sabes: no es lo mismo. Porque en el café con hielo, la extracción del café es la de un espresso a la que se añade un hielo que va diluyendo su agua en él a medida que se calienta. Y en el cold brew, la extracción funciona por una infusión fría y lenta del café, un gota a gota de más de 12 h, que resulta en una bebida aromática y suave, nada amarga.


¿A quién se le ocurrió esta maravillosa idea de usar agua fría en lugar de caliente para hacer café? La historia se remonta a varios siglos atrás. Distintas fuentes se autorreferencian para explicar que su origen está en los holandeses, aunque esta información no es concluyente. No obstante, es posible que la idea se generara por accidente al emplear una máquina de café extendida en Países Bajos: la máquina de café de sifón.


Hecha de cristal e inventada en 1830 por el berlinés Loeff, tiene tres partes: la primera, en la base, la fuente de calor; la segunda, un depósito de agua; la tercera, un depósito para el café molido. El agua, al calentarse, pasa hacia el compartimento del café donde se infusiona, y crea un efecto sifón o de vacío. No sería raro pensar que por alguna razón alguien hubiera invertido las piezas o se hubiera quedado sin fuente de calor, y necesitado de un café (todos sabemos qué sensación es esa) hubiera decidido hacer un café de otra manera, sin agua caliente.


Otra hipótesis en la que también intervienen los holandeses habla del método de infusión en frío del té que los japoneses ya practicaban cuando los primeros navíos de los Países Bajos llegaron a sus tierras. Casualidades de la vida, los holandeses habían estado tomando café en sus barcos y para prevenir cualquier posible incendio lo preparaban también así, sin fuego. Sea como sea, el cold brew hoy se llama ‘café holandés’ en muchos países de Asia, y ‘Kyoto drip coffee’ por su perfeccionamiento en Japón, donde se tarda más de 24 h en elaborar una sola tanda. Más adelante, en el año 2000, la empresa de cafeterías Blue Bottle lo popularizó, y le siguieron las multinacionales de la cafetería.



En casa, en NOMAD, elaboramos litros y litros de nuestro cold brew a partir del café Burundi Gahahe para nuestros barriles para eventos, garrafas para cafeterías y latas para todo el mundo, tanto de cold brew como de iced latte. Nuestra receta para hacerlo en casa es la siguiente:


Ingredientes/utensilios

1 l de agua embotellada o filtrada

80 g de café (Burundi Gahahe de proceso lavado)

Un recipiente que pueda taparse

Una bolsa filtrante


Pasos

1. Colocamos el café molido dentro de la bolsa filtrante o cualquier sistema que permita separar el café líquido de los sólidos insolubles al finalizar la extracción.

2. Añadimos el agua.

3. Dejamos infusionar 8 horas a temperatura ambiente o 12 horas en la nevera.

4. Retiramos la bolsa.

5. Filtramos el cold brew de nuevo.

6. Refrigeramos el cold brew unas 2 h.

7. Servimos en un vaso con un par de hielos.


Sí, por el contrario, prefieres algo más rápido e igual de refrescante, te dejamos nuestro Iced Coffee listo para tomar, ya sea solo o en su versión con bebida de avena.


Lata negra de Iced Coffee de Nomad con diseño minimalista y letras blancas, sobre superficie blanca y fondo neutro. Lata blanca minimalista con el texto “ICED LATTE” en letras negras grandes y la marca Nomad debajo, sobre una superficie clara y fondo neutro.